Entre los cuidados que debemos prodigar a nuestro equipamiento, debemos prestar atención a quien entregamos nuestra raqueta para el reemplazo de su encordado y los materiales de los que éste se vale.
El acto de encordar involucra una serie de variantes a tener en cuenta : + aptitud del encordador, + máquina de encordar por él utilizada, + cuerda a emplear, + tensión a aplicar.
En muchos casos el consumidor desconoce las habilidades del encordador y ello es comprensible por el acto de encordar involucra una técnica que no tiene porque ser conocida por el cliente.
Lo que sí es conveniente conocer es la máquina de encordar que él utiliza y esto es de vital importancia porque una máquina precaria en manos de un encordador inexperto puede generar como resultado la deformación de la raqueta (ilustración 1) y en ocasiones la rotura de la misma. Por supuesto que las raquetas así dañadas no están amparadas por la garantía del fabricante/importador.
A diferencia de lo que ocurre en otros países la profesión de encordador no está regulada en Argentina. Por ello, proliferan los cuentapropistas que adquieren una máquina de encordar económica (generalmente de sólo dos puntos de apoyo), verdaderos autodidactas. Al mismo tiempo compran algún rollo de cuerda de la más económica para practicar, antes de salir al mercado.
Estas máquinas portátiles y livianas suelen acompañar a los jugadores en sus giras por el interior y el exterior. Téngase presente el elevado precio de la mano de obra en países europeos y en Estados Unidos en que se trata de verdaderas profesiones que demandan cursos de capacitación para merecer la consideración de encordador matriculado o habilitado.
El tema de la cantidad de puntos de apoyo que pueda tener la máquina es vital. Desaconsejables las que tienen solamente dos, tanto las que son a pesas ("Drop weight tensioning system")- (ilustración 2), como las electrónicas (electronic pull tensioning system)-(ilustración 3) que tampoco ofrecen una segura estabilidad al marco.
Claro que cuanto mayor sea la cantidad de puntos de apoyo o sujeción, mayor será el valor de la encordadora. Seis puntos es lo aconsejable para asegurarnos contra posibles distorsiones del marco.
La variedad de modelos que hay en el mercado es grande, lo mismo que la diversidad de precios y las prestaciones que ellas pueden brindar. Las encordadoras "profesionales", manejadas por experimentados encordadores nos ponen a resguardo de todo tipo de percances y es, sin dudarlo, lo aconsejable aunque el valor del encordado sea más elevado.
La mayor cantidad de puntos de apoyo asegura que el aro se mantenga firmemente en su posición y a tales efectos las hay con brazos de apoyo en forma de "V" que optimiza la sujeción.
No menos importante es el periódico calibrado de las máquinas. El calibre (ilustración 4) es el instrumento idóneo para asegurarnos que la máquina aplique la tensión que nos proponemos.
Asimismo un kit con las herramientas y accesorios básicos forman parte de los instrumentos de los que debe valerse el encorador para una satisfactoria tarea.